Cuando aumentan las temperaturas muchos trabajadores son víctimas del calor, en especial aquellos que desarrollan su actividad al aire libre. Ciertos trabajos en obras públicas, en construcción o en agricultura, conllevan la exposición de los trabajadores a temperaturas muy elevadas en los meses más calurosos y en las zonas más cálidas de nuestro país.
El calor es un peligro para la salud. El cuerpo humano, para poder funcionar con normalidad, necesita mantener una temperatura en torno a los 37º C. Por encima de 38º C se podrán producir daños a la salud y, a partir de los 40,5º C, la muerte.
La exposición al calor puede causar diversos efectos sobre la salud, de diferente gravedad, tales como erupción en la piel, edema en las extremidades, quemaduras, calambres musculares, deshidratación, agotamiento, etc. El efecto más grave de la exposición a calor es el «golpe de calor», que se caracteriza por una elevación incontrolada de la temperatura corporal, pudiendo causar lesiones en los tejidos. La elevación de la temperatura provoca una disfunción del sistema nervioso central y un fallo en el mecanismo normal de regulación térmica, acelerando el aumento de la temperatura corporal. Cuando se produce un golpe de calor, la piel se calienta, se seca y cesa la sudoración; aparecen convulsiones; aumenta el ritmo respiratorio y cardíaco; la temperatura corporal puede llegar a ser superior a los 40º C y aparecen alteraciones de la conciencia.
Cuando la temperatura ambiente supera los 30 grados el cuerpo puede adaptarse fisiológicamente pero hay límites para la salud. Siempre hay que estar protegidos frente al sol y el calor pero, además, hay que reorganizar el trabajo para reducir riesgos y situaciones de inseguridad. Empresa y trabajadores pueden aplicar medidas sencillas y muy eficaces para evitar riesgos para la salud de quienes trabajan expuestos al sol y al calor.
Es clave:
Nuestros servicios personalizados garantizan seguridad tanto para el trabajador como para la empresa.